2012 ©Takingoutmyfreak. By: Antonella Bianchi.


La lluvia empapa, voy notando mi desgaste, que ni los años más jodidos de mi vida comparan el lastre de tener que andar siempre vigilando mi espalda. Si me caigo me levanto, pero mi alma ya está balda, y seguiré mi camino aunque sea a rastras, lo juro. Superé momentos crudos conmigo me basta, para andar preocupándome por perras, zorras y falsas. Refugiada en mi coraza tras golpes que no asumí. Aprendí a base de hostias, mas ¿Qué sabrán? Aunque luché toda mi vida, sé que apenas nada cambiará. Rectifico, acepto mis errores y me pesan. Duele tanto el corazón que ya ni siento la cabeza. Soy de esas que canalizan el dolor de mala forma, de las que se hieren a si mismas casi por norma. Y no es normal, si yo lo sé, me exijo tanto que me duelo, no me fío de nadie por los que me tomaron el pelo. Y dime tú si estuvo mal volcarme en corazón y alma, si no sé querer a medias y encontrar así la calma. Las palmas levantadas aunque jamás me rendiré, mi orgullo a flor de piel y lo que digas al respecto ya lo sé. Porque me cansa estar cansada de cansarme. ¿Para qué pedir ayuda si nadie puede ayudarme? Dame lo que busco para llenar todo este espacio, y sigo mi rumbo sin parar pero despacio. No echo nada en cara, pero me revienta que me mientas. Si no te aparté en su día, lárgate sin darle vueltas. Todo lo que fuimos o quisimos ser ya lo borré, repetir errores hoy no está en mi lista, será que está mal visto querer de forma altruista. Traté de ser, no cometer, y vi llover en tantas lunas. Os perdí la huella y perdí cinco años de veintiuna. Lagunas del tiempo de mi vida, hoy me siento tan perdida en un laberinto sin salida. ¡Estoy pidiendo a gritos que me ayuden! Sentada en el arcén, veo pasar mi tren, y yo perdida en mi vaivén. Soy dueña de lo que callo y esclava de mis palabras. ¿Para qué seguir al rebaño si soy cabra solitaria? Pues sectaria no lo fui ni lo seré en toda mi vida. Y que me llamen loca, mi locura está bien pulida. Pero no tengo espacio para guardar tanto vacío, y supero el día, y el mañana supondrá de nuevo un desafío. Vio tantas cosas buenas que no veo que recreo mi dolor hasta llegar al apogeo. Deseo dar de mi lo que sé que existe y no encuentro. Y miento si te digo que me siento bien por dentro. Y sí, centro de miradas. Culpo a mi corazón por no hacer caso a mi cabeza y utilizar la razón. Causa y mente. Y si me trabo, me paro y pienso, mi meta es evolucionar y no aceptar ningún descenso. Asenso la mitad de veces por no cagarme en la puta y me la suda si sueno borde, rancia o bruta. Yo también me he creído de las pocas personas que tragan mierda sin abrir la boca y esperan cualquier ataque, luego abrí los ojos y vi que la mitad agachan la cabeza y asumen el baque. Y he madurado por cojones, por momentos de mierda, porque me levanté seis años con la pierna izquierda. Por esas noches, esos días en mi cuarto a oscuras, porque hay tanto ya en mi piel que ya no encuentro cura. Y fui dura conmigo misma y los demás. ¿Pero cuantos fueron los que me jodieron por detrás? ¡Falsos de mierda! Aún me culpo por quereros, por darles todo de mí sin añadir detrás un pero. 


Sinestecia. 

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