“Me escapé del mundo yéndome al norte, pero otro mundo esperaba allá. Yo arrimé, siempre disparo a mansalva pero esa piel fue particular. La heces bien y aunque te hierva la sangre te encadenas para no llamar. ¿Cómo haces? Conozco todos tus trucos pero aún así me das que pensar. Te guardas el orgullo donde nadie pueda dudar de que lo tenes. Y así vas sin perder el objetivo, pidiendo dos cuando queres tres. Ya estoy bien, ya me ordené en mi desorden y aquellas voces no me hablan más. Por favor, mentime y dame la espalda, otra vez no quiero patinar. Y me esperas más de la cuenta siendo siempre el que yo soñé, y firme yo me encierro en que es peor amar y envejecer. ¿Qué esperas? Mostrame todas tus cartas, a cara de perro yo no sé jugar. Me endulzas el ego siendo sincero, dale un poco y te va a pedir más. Lo sabes, no hay arma más seductora que contestar siempre la verdad. Siempre estás del otro lado del muro de los lamentos que me contas. Nunca más te vendo gato por liebre, por no ser cruel pierdo honestidad. No es el fin, el problema son los medios, no es algo que pueda respetar. No está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar. Y ya no esperarás más de la cuenta y siempre serás el que yo soñé; y yo seguiré pensando que es peor amar y envejecer.”
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