“Hay vivencias que aunque
parezcan insignificantes nos marcan a fuego. Sensaciones que queremos repetir
sea como sea, cosas que nadie más que vos puede entender. Lo que nos define como personas es el modo
que tenemos de sentir. Lo que nos define como hombres es cuanto nos animamos a
sentir. ¿Podes estar vivo si perdiste tu capacidad de sentir? Dejas de
sentir y vas separándote de lo que alguna vez fuiste. Vas dejando de ser vos hasta olvidarte de
quien sos. ¿Cómo haces para mirar adelante cuando tu vida quedó
atrás? Me duele su amor, su recuerdo, me duele acordarme de su cara, me duele
no acordarme, me duele pensar que estará haciendo momento a momento. Ayer éramos un equipo, nos completábamos, sin él yo estaba vacía.
Hoy tengo que arrancármelo de la piel, odiarlo hasta olvidarlo. Antes no sabía
dónde estaba, ahora no sé dónde quedó, donde quedó él… Antes todo significaba su
nombre. Atardecer, hogar a leña, chocolate, DVD, perfume, medialunas, todo.
Todo significa él. ¿Cómo hago para arrancarlo de cada cosa, de cada
pensamiento? Tendré que enojarme, enojarme con cada recuerdo, con cada
vivencia. Tendré que enojarme con cada cosa que me lo recuerde, enojarme hasta
odiarlo, y odiarlo hasta olvidarme de él.”
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