“Me levanté pensando porque, porque no quiero acostumbrarme a tenerte a mano, al lado. Porque ni siquiera quiero acostumbrarme a que te levantes de la cama porque te hayas dado cuenta que no estoy y que vengas a buscarme porque otra vez esté con mis miedos… Pero entiéndeme, contigo cualquiera se crece. Y no quiero verme huyendo de tu recuerdo, no quiero tener que deshacerme de todo lo que haya de ti, en mí. No quiero tener que olvidarme de tus gestos, la forma que tienes de mirarme y esa media sonrisa que te sale. No quiero tenerme que olvidar de que significa y que ha significado todo esto para nosotros. Es difícil tenerme que imaginar que posiblemente todo esto se acabe algún día y que me tenga que olvidar y a acostumbrarme otra vez de que tu nombre no sea el que parpadee en la ventana de mi Chat. Entiende que no quiero acostumbrarme a ti. No quiero acostumbrarme y que luego ya no estés. Y ya sé que no hay nada seguro en esta vida y que lo único seguro es que no hay nada seguro. Pero, no quiero olvidarme, no quiero tener que olvidarme de ti, no quiero tener olvidarme de esto. No quiero tener que olvidarme ni de tu besos, ni de como me despiertas los días después de una fiesta increíble la noche anterior y descubrirte en mi portal intentando hacer algo para que saliese, no quiero olvidarme de esos días ni de ti. No quiero tener que hacerlo. *Por eso, no quiero acostumbrarme a quererte, si luego te tendrás que ir.* Es lo que tiene no creer en los “para siempre” que no te dejan disfrutar.”
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