Si es verdad, puede que a veces tropiece con la misma piedra, dos, tres, e incluso cuatro veces. Puede también que cometa muchos errores, que falle con continuidad, o que piense en rendirme cuando las cosas me salen mal. Puede que llore en soledad cuando nadie me ve, o que no consiga aguantar las ganas de mostrar mi lado débil en público aunque me de muchas náuseas hacerlo. Puede que desconfíe de mí misma, puede que por momentos sienta que la vida ya no tiene más sentido. Puede que llegue a dudar de todas las personas en algunos lapsos de tiempo, sólo porque algunos idiotas no supieron valorarme, o me fallaron hiriéndome profundamente. Puede que haya días en los que ni siquiera desee salir de mi casa y se me dé por dormir toda la tarde, únicamente porque tuve un desliz o un momento de depresión. Puede que a veces quiera faltar a la escuela porque tuve problemas el día anterior con supuestos amigos que solamente se encargaron de arruinarme la mañana ya que no tenían nada mejor que hacer que agarrársela conmigo. Puede que a veces me pelee con una persona y me la agarre con diez más. Puede que esconda mi sufrimiento detrás de una sonrisa, o que oculte mis verdaderos sentimientos detrás de una máscara. Si… Todo esto es verdad. (Pero ¿Sabes qué? Tan sólo soy humana.) Te aseguro con un noventa y nueve por ciento de probabilidades, que está comprobado científicamente por mí misma, que si me caigo, me levanto con más ganas y con una sonrisa de oreja a oreja. Que si fallo, aprendo de los errores. Que si lloro, no soy débil, sino que siento con sinceridad. Que si desconfío de mí misma a veces, termino queriéndome el doble, porque sé que si no te quieres a ti mismo, nadie va a lograr quererte. Que la vida sí tiene sentido, y que aún quedan muchísimos momentos por vivir y disfrutar, y que no tendría sentido acabar con todo tan sólo por momentos de mierda. Que no tengo porque desconfiar de todas las personas, ya que no todos son la misma basura, que tan sólo tengo que aprender a diferenciar a la gente y saber a quien le voy a depositar mi confianza. Que no tengo que rendirme tan sólo porque las cosas no estaban saliendo según lo planeado, que con perseverancia y esfuerzo todo se puede lograr. Que no puedo dejar de ver la luz del sol y quedarme durmiendo todo el día, que tengo que salir a ver lo que el mundo trae escondido para mí. Que no puedo faltar a clases por un par de imbéciles, que las cosas se enfrentan por mucho que duelan. Que no tengo porque ocultar emociones, y que tengo que mostrarme tal cual soy y tal cual me siento en ese instante… Y todo esto no lo hubiera aprendido si no hubiera atravesado estas situaciones. Al fin y al cabo, no todo es tan malo como uno piensa, de todo se saca algo bueno ¿No?
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