2012 ©Takingoutmyfreak. By: Antonella Bianchi.

Paréntesis.

"Quiero dejar de ser la mujer que tuvo un pasado oscuro, quiero ser la del futuro prometedor, la que sonría sin tener que esforzarse, que no está bien porque toma antidepresivos. Necesito saber, necesito tener garantías de que en algún momento voy a ser feliz con continuidad. Que mis desvariaciones van a acabar en algún momento, en algún futuro cercano. Quiero dejar de ser inconstante y absurda y quiero por fin poder tomar una decisión que dure más de cinco minutos. Quiero ser fuerte. Quiero tantas cosas y aquello es un signo de fortaleza, de crecimiento. Antes no quería nada, no quería, no. Era la negación en persona, era la nada misma: nada de comida, nada de deseos, nada de nada. Solo la acuciante necesidad de dejar de existir, de ser nada. Cuando volvemos al pasado, cuando sobrevolamos las penas es importante tener una referencia de realidad. A mí, esa referencia no me está funcionando, a ratos la pierdo y me pierdo. En mi caso, no estoy sobrevolando las penas: estoy penetrándolas con fuerza o ellas a mi en todo caso, inspeccionando cada una de ellas, revisando los ecos archivados, recordándolos, escuchándolos una vez más. Cada eco desintegra algo de mi entereza. De aquella que supe construir estos años; cada línea de este texto, que pretendía fortalecerme, está haciendo más y más vulnerable a las haches, a los ataques desprevenidos del pasado. No quiero perderme, por nada del mundo quiero volver a ser aquello que fui. No quiero tampoco renegar ni arrepentirme, simplemente ahora estoy en otra etapa de mi vida, donde tampoco tengo fuertes referentes ni pilares que me sostengan pero al menos soy un acróbata con lazos algo más fuertes y estables. Me llena de impotencia y dolor escuchar frases que se repiten. Que algunas de las cosas que me llenan de ilusiones sean las mismas que me desalientan. Que una persona pueda seguirme causando rechazo y amor al mismo tiempo. Que pueda seguir amando y odiando con similar intensidad a la misma persona. Escuchar en boca de otro hombre las frases que él me decía me llena de miedos, de inseguridades ¿Soy yo? ¿Son ellos? ¿Qué está pasando?  ¿Cómo puedo no confundirme? Y al mismo tiempo estoy tan sola, tan rodeada de gente, de lugares comunes, de frases célebres y palmadas en el hombro que no me ayudan en nada. Tan sola me siento. Escribo en un rincón de mi casa, sola, durante horas. No quiero escuchar voces y sin embargo necesito escuchar pasos: eso me conscientiza. Busco referencias llamando por teléfono, porque cuando es lunes y es martes y es miércoles y caminas sola por las calles esperando que el reloj de más vueltitas, esperando que abra la sala para sentarte sola y ver una película sola y salir sola y manejar sola hasta tu casa para dormir sola, necesitas referencias. Necesito saber que estoy viva, que si me muero alguien se va a preocupar, que alguien me espera en casa o que al menos alguien sabe dónde estoy."

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