Duele.

“Duele. Aunque no lo parezca en el fondo duele. Sufro cuando me rompo en mil pedazos por dentro, porque en el interior lo único que quiero es ser feliz. Sea donde sea y con quien sea. No quiero llorar. No quiero parecer débil. No quiero pensar que mañana será un día mejor, porque seguramente no lo sea. No quiero consejos absurdos de gente a la que le importa un bledo lo que me pase. No quiero vuestra compasión, gracias pero no. No quiero despertar y ver que todo es igual, que nada ha cambiado, que aquella persona que quiero no está a mi lado. No quiero imaginar como sería mi vida. No me gusta imaginar. No quiero esperar a que lleguen las cosas, no quiero porque soy demasiado impaciente para hacerlo. No quiero venirme abajo, porque abajo todo va mal. No quiero nada y lo quiero todo. No quiero susurros en mis oídos ni voces en mi cabeza, porque poco a poco van matándome. No quiero implantarme la idea de que soy capaz de todo, porque sé que no es cierto. No quiero tener miedo, el miedo me impide hacer las cosas que más deseo. No quiero soñar cosas bonitas, pues las cosas bonitas que suelo soñar pocas veces ocurren. He aprendido a navegar por mi propio mar de dudas. Mi corazón se ha vuelto errante y mis sentimientos se encierran dentro de un baúl de hierro que no pretende abrirse. Mis silencios son palabras escondidas en el aire y mis deseos vagan entre el aroma de su piel y la mía. Mis sueños se han paralizado entre el tiempo y el espacio.”