Uno tiene que aprender a salvarse.

“Me miran y no imaginan que dentro mío, dentro de una chica que aparenta ser sana existe tanta mierda, tanto dolor, tanta infantilidad consumida entre llantos y paredes blancas. Quisiera poder explicar con precisión lo que ocurre momentáneamente interiormente en mí. Aunque lo niegue miles de veces, siempre imagino y espero que alguien venga a salvarme. Que aparezca para curar esas heridas invisibles y que me haga sonreír, robarme un buen momento en el que realmente sea feliz, uno de esos que hace tiempo que no siento. Lo cierto es que en el fondo todos necesitamos ser salvados de algo por alguien. Dicen que el dolor existe porque siempre se espera que algo mejor exista, que algo nos salve de las rutinas, de las mismas penurias. Que alguien logre sacar lo mejor de nosotros y nos haga sentir que valemos realmente la pena, que somos lo que somos y está bien. Alguien que nos intente dar más de lo que puede, que desafíe los límites. Luego con el tiempo, después de atravesar ciertas situaciones duras en mi vida en las que quizás, no había nadie o yo lo veía así, aprendí a salvarme a mi misma yo sola. Dicen por ahí que si no queres salvarte, nadie lo va a hacer por vos.”