“Las ideas del pasado aún siguen de pie, de las personas que he llegado a conocer, quedaron pocas. La última vez que lloré se marcaron mis lágrimas, pareciera ver como si fuera ácido. Un extraño se acercó a mi y me pregunta: “Oye, oye… ¿A ti se te marcan las lágrimas cuando lloras verdad?” Y yo un poco ebria le contesté: “Sí, eres la primera persona que lo nota.” (Y lo curioso es la segunda persona que llegué a amar, literal, literal, salió corriendo de mi vida. Yo apenas entendí y lo dejé escapar.) Entiendo que para muchas de nuestras parejas somos el monstruo de repulsión. Yo me río y murmullo: (“Los que piensan eso son peor, dado que escapan y ni son capaces de dar la cara otra vez.”) Es cierto, es cierto, a veces tenemos que dejar ir a muchas personas de nuestras vidas y no para que sepan de que se pierden, sino que tomen en cuenta todo lo que dejamos para estar con ellos.”
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